Fotografiando a Gaudí
Creo que yo no soy un fotógrafo de arquitectura especializado en patrimonio, no es algo que haya buscado pero que ha sucedido y con lo que me siento muy cómodo.
Siempre desde el principio de mi carrera profesional he fotografiado arquitectura contemporánea para arquitectos, diseñadores, editores, agencias de comunicación e industriales principalmente. Todo arquitectura del siglo XX desde que empecé a principios de los 90 y del siglo XXI a medida que mi carrera avanza.
Fotografié mi primer edificio de patrimonio en 2014, el Palau de la Generalitat de Catalunya, por encargo del Servei de Patrimoni de la Presidència de la Generalitat para el libro que conmemoraba los 600 años del palacio. Sin mucho esfuerzo di un salto de seis siglos, de la arquitectura contemporánea a la arquitectura gótica.
Aunque entiendo muy bien que todas las obras de arte lo son en gran parte porque traspasan la barrera del tiempo y eso es algo que asumo perfectamente para la pintura o la escultura en un museo, nunca antes me vi en la situación de representar en mis fotografías esa capacidad única de trascender para una obra de arquitectura.
Seguramente porque la arquitectura es una parte del paisaje y es fácil no verla cuando te relacionas con ella de forma cotidiana, eso no significa que sus cualidades esenciales no sean tan destacadas como las de cualquier otra obra de arte: es decir, siempre como en las fotografías de arquitectura contemporánea, se trata de buscar y hacer visibles las de un edificio de patrimonio porque eso es lo que verdaderamente le confiere tanto su personalidad como la cualidad de ser permanente a través de los siglos.
En el caso de fotografiar la obra de Gaudí esta idea es especialmente importante dada la densidad de concepto y detalle de todos sus edificios. Cuando fotografío su obra siempre tengo en mente una frase de una de las cartas de Vincent a Theo van Gogh: ‘Intento ahora exagerar lo esencial y dejar a propósito las cosas obvias vagas’. Esa es, en mi opinión, la clave para fotografiar a Gaudí.
Tengo también presentes tres ideas más que impulsan todo mi trabajo de interpretación en fotografías de los edificios de Gaudí: la primera, la de intentar no verme aplastado por la fascinación que ejerce en mi lo que veo y tratar de mantener siempre una actitud alegre y abierta de mente para –segunda idea– ser capaz de compartir en mis fotografías la emoción del descubrimiento de todos los detalles grandes y pequeños que atrapo con lmi cámara. Así consigo que observadores en cualquier lugar del mundo los puedan descubrir también e interpretar con la misma sincera fascinación.
Y tercera idea y tal vez la que supone un reto más exigente, ser muy consciente que la obra de Gaudí ha sido y es fotografiada continuamente hasta el infinito, que cada día miles de nuevas imágenes suben a internet y están al alcance de cualquiera: sabiendo eso, mi trabajo consiste en aportar una mirada nueva y diferente para conseguir que mis fotografías destaquen en un océano inmenso de imágenes. Si trabajo con todo el rigor del que soy capaz, puedo aportar esa diferencia.
Todas las obras de Gaudí que he fotografiado, directa o indirectamente, lo he hecho por encargo de las empresas que gestionan los edificios –varios de ellos en el catálogo de World Heritage Sites de la UNESCO– para colaborar en su comunicación impresa y digital. Con mis fotografías he conseguido atraer nuevo tráfico y visitas por millones a las páginas que las han publicado, para eso las hacemos.
Sé que todavía me quedan por fotografiar muchas de las obras de Gaudí además de las que ya he retratado hasta ahora –la Casa Batlló, la Cripta Gaudí, el Palau Güell, la Casa Vicens y El Capricho– como muchas otras del patrimonio arquitectónico catalán, español y mundial y espero poder trabajar en nuevos proyectos de comunicación en el futuro con las empresas e instituciones que me necesiten.
Una buena comunicación en fotografías es parte esencial de la conservación del patrimonio y me alegra poder aportar mi esfuerzo.